Las regiones tenemos un mensaje para Habitat III

Hong Kong

Hay quien piensa que la Nueva Agenda Urbana y todo lo que se va a discutir en Quito durante la Conferencia Habitat III tiene que ver, básica y fundamentalmente, con las ciudades. En ORU Fogar pensamos, sin embargo, que las regiones también tenemos mucho que decir. No será fácil llevar nuestro mensaje a Quito y tendremos que esforzarnos para hacer oír nuestra voz. Quizás funcione con una pequeña provocación que pone en duda el foco de Habitat III… y así, me atrevo a decir que las ciudades necesitan el territorio ¡para ser sostenibles! 

En la ciudad no se producen todos los alimentos que consumen sus habitantes. En la ciudad no hay el agua que se necesita, ni se produce la energía que se consume. La urbe, por el contrario, genera una inmensa cantidad de residuos que, difícilmente, se vierten, reciclan o incineran dentro de los límites del municipio. La ciudad, per se, no es sostenible. No lo son Tokio con 38 millones de habitantes, Nueva Delhi con 25, ni Shangai con 23, o México, Bombay o Sao Paolo con 21, y tampoco lo son tantas y tantas ciudades menores que con sus graves problemas constituyen, por si mismas, un evidente desafío medioambiental. 

Por todo ello, desde ORU Fogar estamos clamando en favor de unas ciudades armonizadas con el territorio. Creemos que las ciudades no se pueden concebir como una entelequia, como una abstracción, como algo aislado. Forman parte de un país, de una región, de un territorio con los que interactúan. Las ciudades obtienen recursos de todo tipo del territorio, y estas a su vez les aportan servicios e infraestructuras. 

Considero que esta visión más integradora es la que debería prevalecer en reuniones como Habitat III. Desde ORU Fogar vemos con gran preocupación, por ejemplo, que en los foros se hable, sin alarma, de que las ciudades seguirán creciendo. En 1900 sólo el 10 % de la población mundial vivía en ciudades. Según Naciones Unidas, en 2008, la población urbana superó a la rural. Hoy supone el 55% y, según las previsiones, en 2050 llegará al 66%. Esto significa que, si hoy más de 1000 millones de personas viven en barrios suburbiales y en infraviviendas, en 2050 pueden ser 1500 millones, con todo lo que esto significa en relación a la seguridad, a la salud pública y la gestión de los servicios sociales. 

En septiembre de 2015, Naciones Unidas hizo balance del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se habían aprobado en el 2000. En general, en 15 años, todos los objetivos mejoraron de manera sustancial. La pobreza extrema, por ejemplo, descendió de 1900 millones de personas a 883. También mejoraron las cifras relacionadas con la educación y la educación de las niñas y la sanidad. Lo que no hemos podido conseguir es parar el éxodo rural, algo que, para nosotros, debe ser una prioridad en la Nueva Agenda Urbana.

En Quito se debe hablar de todo esto. Necesitamos tener territorios equilibrados, cohesionados, con infraestructuras y equipamientos capaces de retener a la gente en sus hogares. Es fundamental atender a la gente que se hacina en el suburbio, pero también es importante que en el territorio haya las suficientes escuelas, ambulatorios, hospitales, universidades, bibliotecas… en las mismas condiciones que se puedan encontrar en la ciudad. Y no podemos olvidar también asegurar la movilidad con redes de transporte bien estructuradas y seguras en todo el territorio. 

Deseamos contar con ciudades intermedias potentes, que en los pueblos haya calidad de vida, que se desarrolle el ámbito rural, que la agricultura se modernice y sea una actividad digna a ojos de todos. Debemos combatir el estigma que todavía persigue a lo rural, a lo campesino, como algo atrasado y anclado en el pasado. Debemos hacerlo progresar y darle dignidad.

Lo mejor que se puede hacer en favor de las ciudades es evitar que sigan creciendo. Los planes urbanísticos de todo el mundo deberían trazar una línea que ponga fin a la expansión urbana. En nuestra Cumbre de Rio de Janeiro de este pasado abril, el gobernador de Santander (Colombia), Didier Tavera, en una magnifica intervención sobre Habitat III habló de reivindicar la ruralidad, de mejorar la competitividad del sector agrícola y de iniciar un proceso de repoblamiento rural. En Colombia, esto tiene que ver con el proceso de paz. El conflicto hizo que una buena parte del territorio se despoblara, abarrotando Bogotá, y ahora se tiene que repoblar. Con esto, podemos proponer, que así como en Colombia, repliquemos en un ámbito más general. 

En todo caso, creemos que los gobiernos regionales –o intermedios– tenemos mucho que decir en todos estos debates y, también, mucho que hacer.

 

Paúl Carrasco

Presidente de ORU Fogar


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