El viernes 13 de marzo, tras varios días de expansión del coronavirus (Covid-19), el presidente de Catalunya, Quim Torra, y la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Días Ayuso, pidieron al gobierno español que bloqueara entradas y salidas de sus respectivos territorios. Torra anunció la voluntad de confinar Catalunya, restringiendo entradas y salidas con el fin de evitar el colapso del sistema sanitario. Así, pidió al gobierno español cerrar aeropuertos, puertos y transporte ferroviario.
En sentido similar se expresó la presidenta madrileña quién criticó duramente contra el gobierno, reprochándole la tardanza de su actuación. Pidió que se cerrara Madrid. “Hemos decretado el cierre de todos los establecimientos y estamos triplicando camas en los hospitales, pero nosotros no tenemos la competencia de cerrar Madrid”. Ese retraso también despertó críticas desde Andalucía, donde el vicepresidente Juan Marín dijo: «Andalucía no puede esperar 24 horas».
Cuando el sábado 14 de marzo el gobierno español decretó el estado de alarma, las comunidades autónomas se mostraron dispuestas a colaborar. Algunos presidentes, sin embargo, las consideraron insuficientes. El presidente catalán explicó que la mayoría de las medidas ya se habían tomado antes en Catalunya y que consideraba insuficiente el decreto español. “No estamos ya en fase de contención, sino de mitigación” dijo Torra, insistiendo en la necesidad de cierre de puertos y aeropuertos.
Más allá de las denuncias por insuficiencias, algunas medidas del decreto suscitaron malestar. Quim Torra declaró que no era justificable la invasión de competencias que suponía que el gobierno central tomara el control del sistema sanitario o de la policía catalana.
En Italia, con una extensión de la epidemia anterior a España, ya se habían producido situaciones similares. Cuando el gobierno de Roma empezó a actuar, las regiones más afectadas, peculiarmente Véneto y la Lombardía, denunciaron no haber sido consultadas para nada. El presidente del Véneto, Luca Zaia, reclamó al Gobierno central la competencia para poder gestionar la emergencia. Una propuesta que hizo suya Attilio Fontana, presidente de Lombardía, la región italiana que registra el mayor número de contagios y la primera en la que se produjeron los confinamientos. “Debemos gestionar esta situación -dijo Fontana- porque “el gobierno Conte es incapaz”. El 'premier' italiano, como respuesta, dijo que “se deben evitar las polémicas y que cada cual vaya por su lado”.