El pasado 10 de febrero dio inicio el Curso “Métodos y herramientas para la elaboración de un plan estratégico territorial” con una sesión en que el profesor Toni Niubó presentó los contenidos a participantes de regiones de Argentina, Ecuador, Perú y Colombia.
El secretario general de ORU Fogar, Carles Llorens, dio la bienvenida a los participantes recordando que ya en el año 2018, en el marco del Grupo de Trabajo de Cooperación de la organización y en colaboración con Platforma, se había acompañado a 10 regiones latinoamericanas en un ejercicio de planificación estratégica, a partir de la metodología RIS3. Agradeció poder contar con la contribución de alguien con tanta experiencia en planificación, tanto en Europa, como en América, como Toni Niubó
A partid de aquí y en la primera de las sesiones, el profesor Niubó instruyó a los 15 participantes en los conceptos básicos y en la metodología de la planificación estratégica territorial. Dijo que el curso va a permitir conocer procesos, herramientas, recursos metodológicos y factores claves para la elaboración de un plan estratégico. Explicó que, hoy, la mejor metodología resulta de una evolución de lo que habían sido ejercicios como los planes de urbanismo, la Agenda21 o la Planificación Estratégica Inteligente. El compromiso del curso era, en todo caso, sistematizar un posible proceso de planificación estratégica, con las metodologías más avanzadas, al mismo tiempo que contrastadas.
Toni Niubó afirmó que, en este momento, la planificación estratégica de un territorio es un ejercicio que reclama tanto liderazgo, como participación. El liderazgo político es factor esencial, explicó, en estos tiempos de incerteza. Dijo que el acompañamiento técnico, con un buen método, es -asimismo- fundamental. Pero insistió que, más allá del liderazgo, una planificación estratégica útil es también un ejercicio de participación, de consenso y un esfuerzo compartido. En un plan estratégico territorial, afirmó Niubó, deben participar todos los agentes políticos, sociales y económicos del territorio. Quién impulsa la planificación estratégica, debe, pues, mapear muy bien quienes son los actores principales, procurando no dejar al margen a nadie influyente.
El profesor Niubó finalmente insistió en que tan importante como el producto resultante de la planificación, el posible Plan de Acción a implementar, era el proceso en el que se articulaban actores y ciudadanía. Alguno de los participantes apuntó la dificultad de un ejercicio de este tipo en un contexto volátil y demagógico como el que frecuentemente se encuentran algunos países. Niubó contestó diciendo que, en este momento, todos los contextos son volátiles y muchos determinados por la demagogia, pero un proceso de planificación debe alejarse de estas dinámicas. Insistió en que la planificación era un ejercicio innovador, pero, no “una excusa para hacer cosas raras”. Defendió que se trataba de un proceso que debe ser regido por el sentido común y que debe permitir sacar provecho de todas las potencialidades de un territorio, en un contexto muy competitivo.
Cerca de 50 miembros de ORU Fogar están participando, por otro lado, en el curso “Gestión Integral de Activos de Infraestructura”, dirigido a los actores involucrados en el desarrollo, operación y mantenimiento de infraestructura en América Latina. Los participantes se están capacitando en la gestión de infraestructura para la prestación de servicios como agua, energía, residuos, transporte, entre otros, con una visión sostenible e integral de largo plazo.
El programa, al que ORU Fogar ha sido invitado a unirse, ha sido organizado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU-DAES). Los participantes del taller ven, de primera mano, cómo implementar herramientas concretas simples pero estratégicas para una gestión de activos más eficaz.
El programa de formación se desarrolla en tres talleres virtuales (dos sesiones de 3.5 horas cada uno) en español. Las personas que asistan a las tres rondas recibirán un certificado de participación. La participación y certificación exitosa harán que los gobiernos regionales sean elegibles para solicitar más asistencia técnica de la ONU, incluso a través del Fondo de Inversión Internacional del FNUDC.