En el momento más grave de la pandemia, la Región Este de Francia pudo enviar alguno de sus enfermos más graves a Luxemburgo, Alemania, Austria y Bélgica. Esto permitió descongestionar los hospitales franceses y supuso una contribución fundamental en la lucha contra el COVID-19. Esta colaboración no ha sido, sin embargo, la tónica habitual, como se puso de manifiesto el encuentro virtual “¿CONECTAMOS? Respuesta de las regiones ante la crisis del COVID-19”, entre miembros de ORU Fogar los pasados 14 y 15 de mayo. Durante la reunión, representantes de diferentes regiones señalaron que la crisis sanitaria ha conllevado graves problemas en las fronteras, especialmente en América latina.
Edwin Miño, director ejecutivo de CONGOPE, subrayó que Ecuador, más allá de la crisis sanitaria, había sufrido una crisis social, migratoria y humanitaria con respecto a la diáspora venezolana. Y es que, a partir del 16 de marzo, Colombia cerró su frontera no dando paso a la migración que quería ir de Ecuador a Venezuela. En los cuatro pasos fronterizos Ecuador-Colombia quedaron bloqueados miles de venezolanos. Ecuador habilitó un vuelo para que cien pudieran regresar a su país. En el momento del encuentro virtual, sin embargo, había todavía 7000 venezolanos bloqueados en Ecuador.
El gobernador del Departamento fronterizo colombiano de Nariño, Jhon Rojas, señaló el problema que suponía esta situación. “En este contexto -dijo- el coronavirus está llegando por la frontera”. De esta manera, el gobernador de Nariño solicitó al presidente Iván Duque crear un canal humanitario para que los migrantes venezolanos pudieran transitar por el territorio colombiano.
Marcelo Carrasco, presidente de ANCORE, señaló que en Chile se habían producido situaciones similares. Con el coronavirus, muchos venezolanos instalados en su país habían perdido su empleo y, encontrándose sin recursos, pretendían infructuosamente regresar a su país.
Rubén Berrios, presidente del Consejo Regional de Tarapacá, Chile, explicó como ellos habían sufrido el cierre de la frontera boliviana a partir del 26 de marzo. En este caso, y según explicó el presidente, la fuerza militar boliviana de la frontera impidió cruzar a adultos, mujeres y niños bolivianos. Así, los gobiernos locales y regionales chilenos tuvieron que proveen asistencia médica, abrigo y comida a cerca de 2500 personas. Estos tuvieron que habilitaron también centros para albergar y centros sanitarios. Luego de cumplir una cuarentena de 14 días, los bolivianos viajaron a su país en los 16 buses proporcionados por gobiernos locales chilenos,
Martin Guillermo, secretario de la Asociación de las Regiones Fronterizas Europeas, quien también participó de la experiencia, subrayó que la pandemia ha puesto de relieve en muchos casos la ausencia de cooperación transfronteriza. En su opinión, estos problemas deben impulsar una reflexión sobre la cooperación entre los gobiernos locales y regionales transfronterizos que, en su opinión, deben tomar la iniciativa.