Como defender la gastronomía tradicional ayuda a la seguridad alimentaria

Durante el webinar organizado por el Core Group de Soberanía Alimentaria de ORU Fogar el pasado día 24 de septiembre, dedicado a los proyectos alimentarios de Nariño (Colombia), se puso de manifiesto que la defensa de la comida tradicional supone una contribución importante a la lucha por la seguridad alimentaria.

El webinar titulado “Nariño, la problemática alimentaria de un territorio que aspira a la paz” fue presentado por Patricio Abad, director de Cooperación del gobierno regional ecuatoriano del Azuay, en representación de la presidencia del Core Group. Si Patricio Abad defendió la bondad de la producción agroecológica y la necesidad de dar acceso a productos sanos, los representantes de Nariño abundaron en esta línea mostrándose partidarios de preservar los cultivos tradicionales y ancestrales, al mismo tiempo que de amparar la gastronomía tradicional.

Jackeline Calvachi, responsable de Cooperación de Nariño, recordó los tiempos en que el departamento era un gran espacio agrícola que, con una geografía que va de la costa a la sierra, contaba con todo tipo de climas y de productos agrícolas. Esta es una situación a la que -dijo- se debe volver, superando los años del conflicto armado y la presencia de cultivos ilícitos en el territorio. Camilo Guevara, responsable de los programas alimentarios del departamento, contó los proyectos activos y afirmó que estos parten del “derecho progresivo a la alimentación”. Debe recordarse que, en Nariño, un 60 % de la población podía padecer problemas de seguridad alimentaria y que, a partir de la pandemia del COVID-19, la cifras pueden haber escalado hasta el 80 %.

Fue la profesora Diana Andrade quién presentó un estudio sobre las consecuencias alimentarias de la pandemia y quién hizo las propuestas más concretas. Explicó que la pandemia había agudizado la tendencia de la población a consumir productos más procesados, en vez de productos frescos y de proximidad. “No se trata ya de que los productos procesados – dijo- tengan un valor nutricional menor, sino de que -producidos lejos del territorio- no contribuyen al desarrollo local”. Así, defendió la recuperación de las frutas autóctonas, de los tubérculos andinos y de todos los tipos de maíz ancestrales. “Debemos – explicó- promover la producción de todos estos alimentos, amparar nuestros mercados y acortar la distancia entre productores y consumidores”. Se mostró partidaria de defender la identidad alimentaria, de defender el legado cultural que representa y de rechazar la homogeneización nutricional. Como consecuencia de todo ello, hizo una defensa de la comida tradicional, de la preparación típica de los alimentos y del hecho de comer como acto social y cultural. “Si reforzamos todo esto, seguro, que asentamos la seguridad alimentaria”.

En el evento participó asimismo el representante de la FAO en Colombia, Ernesto Sánchez.

 

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