Según el “Informe 2023 de la Cooperación Descentralizada”, publicado por segundo año consecutivo por la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, la cooperación de municipios y regiones ha alcanzado 3072 millones de dólares en 2021. Así, tanto en términos absolutos, como relativos, se constata que la cooperación descentralizada no para de crecer. Se trata de una tendencia de largo plazo, a pesar de que, en 2020, a causa de la pandémica, se había visto levemente interrumpida. En todo caso, en 2021, con un incremento del 14% respecto al año anterior, la Ayuda Oficial al Desarrollo Descentralizada (AODD) alcanzó un máximo histórico
Durante su presentación, el pasado 15 de enero, el director de la Agencia Vasca, Paúl Ortega, subrayó el enorme potencial de la cooperación descentralizada “para realizar una contribución específica y relevante en la respuesta a los desafíos globales”. El estudio, contando con la información de la OCDE, acredita que once estados han ofrecido algún tipo de ayuda al desarrollo de forma descentralizada en 2021: Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, España, Francia, Italia, Japón, Portugal, Reino Unido y Suiza. Así, se registran acciones de ayuda de treinta y ocho gobiernos subestatales concretos, entre los cuales destacan las comunidades autónomas españolas, Flandes, Escocia, Valonia y Baviera.
En el año 2021, Euskadi ocupa el primer lugar del ranking de AODD destinando 61 millones de dólares y superando a Flandes que en 2020 fue el mayor donante descentralizado. Las posiciones tres y cuatro del ranking las ocupan, al igual que el año anterior, Cataluña y la Generalitat Valenciana. Ambas comunidades autónomas españolas han incrementado su presupuesto de AODD, un 7% en el caso de Catalunya y un 47% en el caso de la Generalitat Valenciana. En la quinta posición del ranking se sitúa Escocia, después de duplicar por dos los fondos destinados a AODD en 2021, debido principalmente a la dotación de fondos para el suministro de equipos de protección individual ante el COVID-19 para 9 países de África Subsahariana.
En general, se trata de una cooperación con un alto valor diferencial; con una gran diversidad y pluralidad de acciones y formas de hacer, pero con unos cuantos rasgos propios, comunes a la mayoría de los Gobiernos subestatales. Uno de ellos, fundamental, es que desarrollan y despliegan sus iniciativas en colaboración con la sociedad civil, con las organizaciones de la sociedad civil, OSC, con las organizaciones no gubernamentales. Ya el Informe 2022 demostraba que esta se canaliza mayoritariamente a través de ONG y muy minoritariamente de forma directa, por medio de acuerdos ciudad a ciudad, o región a región. Este último aspecto había justamente merecido la atención de la intervención del secretario general de ORU Fogar en el Foro de Busan del Partenariado Global para la Eficacia de la Cooperación, celebrado en Corea el pasado mes de diciembre. Carles Llorens reclamó a todos los niveles de la cooperación internacional que reforzaran a los gobiernos regionales, como actores fundamentales de las políticas de desarrollo. “Resulta paradójico -dijo- que ni tan siquiera la cooperación descentralizada esté ayudando a reforzar a los gobiernos regionales del sur”. El estudio vasco, en cualquier caso, constata que, dentro de la cooperación directa, la asistencia técnica no llegaba al 3% de la AODD.
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