Montevideo tuvo el enorme honor de recibir a los Representantes de las Regiones del Mundo en el desafío de alcanzar la “libertad de compartir” entre los que están encerrados por fronteras diferentes.
Se integran los Estados. Llegó la hora de integrar a las personas. Llegó la hora de un Mundo más humano, de una civilización en armonía con la naturaleza. Llegó la hora de que las personas sean más importantes que sus intereses. Es tiempo de derribar montajes del mal. Es tiempo de “destruir la destrucción”. Es tiempo de una nueva organización más amigable. Es tiempo de que cobren mayor fuerza relativa los Gobiernos de dimensión humana. Es tiempo de los gobernantes sin intermediarios con el ciudadano, porque es tiempo de los ciudadanos. Es tiempo de Gobiernos que no puedan escapar de las miradas.
ORU Fogar encaró con responsabilidad lo que era reservado con exclusividad a los Gobiernos Nacionales. Presentó los daños de la desintegración y las ricas experiencias del estar integrados. Compartió las múltiples vivencias de las fronteras que no quieren serlo. De su preciosa generación de programas con el único objeto de juntarse. Nos mostró el permanente cambio de los límites de los países, y la perenne unidad de los ciudadanos agrupados en sus Regiones, en su modo natural de convivencia y por tanto de decisión.
Nos espera Río de Janeiro en Abril. Entre Montevideo y Río varios cambios políticos se habrán producido. Algunos ya se produjeron a la fecha de hoy. La orientación irá invariablemente hacia la preeminencia de lo Regional y más aún, de lo local. Hacia la terminación del tiempo de las estadísticas para pasar al tiempo de las personas. El deber es seguir invitando y convenciendo. Animándonos a la asunción de la enorme responsabilidad. Descentralizando, fortaleciendo lo local, el gobierno cercano, creando la libertad de la gente de gobernar su destino…y de unirse.