ORU Fogar fue invitado al encuentro 'Estrategias de reducción de la pérdida y el desperdicio alimentario: un enfoque multisectorial', celebrado el pasado 3 de octubre en Valencia (España) y coorganizado por el Centro Mundial para la Alimentación Urbana Sostenible (CEMAS) -ubicado en aquella ciudad- y el Consejo Europeo de Información Sobre la Alimentación (EUFIC). En el evento, participaron representes de la FAO, de la Comisión Europea, de centros de estudios especializados en estas materias, de gobiernos de distintos países, en definitiva, expertos de todo el mundo. Todos estuvieron de acuerdo en la necesidad de actuar decididamente contra una problemática que afecta a todos los países: a los menos desarrollados, porque tienen pérdidas a lo largo de toda la cadena de producción alimentaria; y en los más desarrollados, porque se produce un gran malbaratamiento alimentario a nivel de consumo.
Ya en la apertura, la directora general del EUFIC, Laura Fernández, puso marco a la temática cuando apuntó que en Europa se registran 8 millones de toneladas al año de desperdicio de alimentos, "mientras millones de personas no se pueden permitir una comida diaria". Anne-Laura Gassin, directora de Salud y Seguridad Alimentaria de la Unión Europea confirmó las alarmantes cifras y explicó que, según Eurostar, en Europa, el desperdicio alimentario no se está reduciendo.
Durante el congreso se destacó que, con la comida malbaratada, se podría alimentar a 1.260 millones de personas hambrientas cada año. El director del CEMAS, Vicente Domingo, resaltó la responsabilidad de las administraciones para conseguir familias e individuos más conscientes con el desperdicio y remarcó la necesidad de “volver a descubrir el verdadero valor de la comida”.
El director de FAO Bruselas, Raschad Al-Khafaji, habló de "cifras preocupantes y una realidad espantosa” y ha advertido del dilema y desastre ecológico y también moral que tiene la pérdida de alimentos. Señaló la necesidad de "concienciar a la gente, porque estamos muy lejos de donde deberíamos estar". En un planteamiento que ha sido siempre el de ORU Fogar, habló de cómo se debe "invertir en infraestructuras, especialmente en áreas rurales para garantizar que lo que se cultiva llega al mercado". Se manifestó a favor "hacer más atractivo a los jóvenes ser agricultor -productor de alimentos". Y finalmente se mostró partidario de "llenar los hogares de la sabiduría de madres y abuelas" y a "volver a la conciencia y respeto que la comida se merece".
Durante el evento, desarrollaron ponencias desde empresas como Nestle, Danone o To Good to Go, hasta periodistas y influencers especializados en temas alimentarios, pasando por ONGs con mucha experiencia en el ámbito como Espigoladors, Avramar o European Council of Young Farmers.
Una de las ponencias fue la del secretario general de ORU Fogar, Carles Llorens, quien explicó que durante la IV Cumbre de Regiones Hambre Cero, celebrada en Araucanía, Chile, en octu-bre de 2022, el tema que generó más interés fue el aprovechamiento alimentario. “Quizá -explicó- porque permite de manera relativamente fácil abordar el tema de la alimentación y del hambre que son temas que, más allá de declaraciones, resultan difíciles de resolver. El ODS 2 Hambre Cero se están resistiendo más de lo previsto”.
El secretario general de ORU Fogar explicó que, en Chile, se vió claramente que había un pro-blema en los países en vías desarrollo de perdida de alimentos (a causa de unas infraestruc-turas deficientes), a lo largo de la cadena de producción; y un problema en los países desarro-llados de despilfarro alimentario en la fase del consumo. Contó que buenos referentes en políticas para evitar el despilfarro alimentario son el gobierno vasco y catalán. El gobierno vasco a través de la Agencia Pública Elika de Seguridad Alimentaria -explicó- cuenta con estu-dios detallados de todos los ámbitos relacionados en la alimentación, de manera que -teniendo localizados con cifras los espacios donde se produce el malbaratamiento- puede actuar en consecuencia. En el ámbito de la perdida han desarrollado políticas para separar lo que es un desecho irrecuperable, de subproductos que quizá puedan ser aprovechados, por ejemplo, para la alimentación animal. Elika sobre todo ha destacado por su campaña “La co-mida no se tira”, que ha contado con el apoyo de reputados cocineros vascos.
La Generalitat de Catalunya, por su parte, tiene una colaboración muy bien trabada con la sociedad civil y las empresas para el aprovechamiento de productos cercanos a su fase de caducidad. También es de destacar la colaboración entre el ámbito gubernamental dedicado a la alimentación y el que se ocupa de la gestión de residuos.