Si la IV Cumbre de Regiones Hambre Cero, celebrada en 2022 en Temuco, la Araucanía, Chile, fue el momento que el regionalismo apostó definitivamente por la soberanía alimentaria, superando el concepto de seguridad alimentaria, la V Cumbre fue una apuesta unánime a favor de la alimentación de proximidad. El “Manifiesto Catalunya” lo expresaba solemnemente cuando afirmaba: “La soberanía alimentaria requiere un firme compromiso con la proximidad”.
Durante la Cumbre se citó a Carlo Petrini y el movimiento Slow Food. Con este referente es normal que el manifiesto dijera: “Resulta esencial respaldar las estrategias de producción local y también proteger las garantías de origen, mediante los sellos de denominación de origen protegida, así como promover circuitos cortos de comercialización que acerquen a productores y consumidores, facilitando sistemas eficientes de mercado, trazabilidad en el conjunto de la cadena alimentaria. De este modo, se fortalecen las economías locales y se garantiza el acceso a alimentos frescos y de calidad”.
Ya en la misma inauguración de la Cumbre, tanto el anfitrión, el ministro regional de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de Catalunya, Òscar Ordeig, como el presidente de ORU Fogar, Rachid el Abdi, centraron sus intervenciones en el tema de la proximidad. El ministro señaló la importancia de garantizar la disponibilidad de alimentos y hacerlo con responsabilidad y bajo criterios de sostenibilidad. Se comprometió a impulsar Ley de la cadena alimentaria y a garantizar que, al menos el 50% de los alimentos que compra la Administración pública, sean de proximidad.
El origen de los alimentos
Rachid el Abdi rechazó un sistema alimentario que “depende de importaciones masivas, con distancias a veces vertiginosas entre productores y consumidores. Este modelo no sólo es inestable, es también insostenible”. En la lección inaugural, Corinna Hawkes, directora de Sistemes Alimentarios de la FAO, se expresó en un sentido similar: “Nuestro sistema agroalimentario no está roto, pero sí está desgastado, agotado y enfermo, porque le estamos pidiendo que haga demasiado, sin cuidarlo ni invertir en él lo suficiente”.
Antoni Massanés, de la Fundación Alicia, hizo una especial referencia a la necesidad de la proximidad. “No vamos a negar -explicó- el comercio internacional de alimentos. En Europa queremos comer chocolate, pero debemos saber de dónde viene el cacao”. Rechazó, sin embargo, la uniformidad alimentaria mundial a la que se tiende. “No podemos comer todos, en todo el mundo, lo mismo. Debemos comer cosas diferentes. Porqué, que todos comamos las mismas variedades, al final, es un grave peligro para la biodiversidad”. Señalo, en conclusión, la importancia de saber el origen de los alimentos.
De Hungría a Corea
La proximidad se reclamó desde muy diferentes geografías. Gyula Ocskay, secretario general del Servicio Centroeuropeo de Iniciativas Transfronterizas (CESCI) explicó la dificultad de comprar productos de proximidad cuando hay una frontera, incluso dentro de Europa. En el marco de la Unión Europea -explicó-, los Estados miembros tienen la competencia de definir las normas sobre la producción y la venta al por menor de productos locales. En consecuencia, los productos locales producidos al otro lado de la frontera no pueden adquirirse. El desarrollo de cadenas cortas de suministro transfronterizas es, en última instancia, imposible. El secretario general del CESCI explicó, en cualquier caso, como se ha desarrollado una red transfronteriza de productos locales eslovaco-húngaros y los obstáculos legales que ha debido superar.
El director general de la Oficina de Agricultura, Pesca y Ciencias de la Vida de Gyeonggi, Jeong Sik Kong, presentó los planes de esta provincia coreana, que suponen una apuesta radical a favor de la producción de proximidad. Explicó que todo el sector público, desde escuelas, centros militares, guarderías, y centros de atención a mujeres hasta la provisión alimentaria a grupos vulnerables, cuenta con un suministro 100 % proveniente de la agricultura local. En el ámbito privado, el gobierno provincial apoya tiendas locales y mercados, para que apuesten por la venta directa de productos agrícolas locales. “Apoyamos el comercio directo entre productores locales y consumidores, reduciendo así los procesos de distribución intermedia, facilitando el trasporte y la logística. Con estas políticas, proporcionamos alimentos seguros y frescos a nuestra población, revitalizamos nuestra economía y, además, reducimos las emisiones asociadas al transporte y distribución”.
Contra el salmón
Quienes también hicieron una defensa radical de la proximidad fueron los cocineros Charli Koffi de Costa de Marfil y la catalana Maria Nicolau, en una conversación que fue unos de los momentos que generó mayor interés de toda la Cumbre. El costamarfileño, un personaje que está destinado a ser el Gastón Acurio africano, explicó que en su restaurant de Abidjan practica la máxima proximidad, por cuanto los productos van de su huerto a la olla y, de esta, al plato del cliente. En un determinado momento, la catalana hizo la referencia a que, en Catalunya, se estuviera imponiendo el consumo del salmón, un pescado absolutamente extraño en una dieta mediterránea, mientras se estaban despreciando las variedades de pescado que cada día capturan las flotas de pescadores catalanes. Koffi se sumó al rechazo cuando explicó que para alimentar estos salmones se estaba produciendo harina de pescado, arrasando los caladeros africanos, para desesperación de los pescadores artesanales de Senegal, Gambia, Guinea o Côte d’Ivoire.