El debate sobre Eficacia, después de la Cumbre de Ginebra

Yoya Alcoceba

Directora general de cooperación al desarrollo

Generalitat de Catalunya

En los últimos años ha habido un reconocimiento creciente del importante papel que juegan los gobiernos subestatales en el desarrollo, y de la necesidad de su participación en los encuentros y en los debates internacionales en materia de sus diferentes dimensiones. Estamos pensando en la definición y en los resultados concretos del desarrollo (agendas del Milenio y 2030), en su financiación (Monterrey, Addis), y especialmente en la reflexión internacional sobre lo que inicialmente se llamó “calidad de la ayuda” (Conferencias de Roma, París y Accra), que se iba a transformar en un debate abierto y constructivo sobre la mejora de la eficacia de la cooperación al desarrollo. 

Justamente, la conferencia de alto nivel de Busán (2011) marcó un importante hito en esa participación territorial en los debates internacionales. En aquella ocasión, la Generalitat de Catalunya, en representación de la Organización de Regiones Unidas (ORU-FOGAR), la organización de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) y el Grupo de Donantes Informal sobre Descentralización y Gobernanza Local (DeLoG), organizó un side event, titulado “Eficacia de la ayuda a nivel sub-Estatal. El papel y la contribución de los gobiernos subestatales y de otros actores a la eficacia de la ayuda y del desarrollo en un contexto de gobernanza multiactor y multinivel.”

Una de las decisiones importantes de la reunión de Busán fue la creación de un espacio más permanente de diálogo y de coordinación entre los diversos actores de la cooperación al desarrollo: la Alianza Global para una Cooperación al Desarrollo Eficaz, o GPEDC según sus siglas en inglés. En la última década, ORU-Fogar y CGLU han representado a los gobiernos subestatales en la Alianza Global. Dentro de ORU, ha correspondido a Cataluña, líder de su Grupo de trabajo de Cooperación al Desarrollo, asegurar esta participación e impulsar su plan de trabajo plurianual.

Estos años nos han mostrado también que el enfoque de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), y del gasto oficial en programas de asistencia a otros países, es un concepto a la vez fundamental, y limitado. Fundamental, porque constituye un espacio de trabajo conocido y previsible, donde la agenda de la cooperación local y regional ha identificado algunas prioridades –como la mejora del reporting de la AOD subestatal o la gobernanza multinivel en las políticas de cooperación– que deberán seguir centrando nuestros esfuerzos en los próximos años. Y limitada, porque más allá de la AOD –y en ese espacio más difuso de la “cooperación descentralizada”– encontramos prácticas, tendencias e innovaciones –cooperación ciudad-ciudad, cooperación triangular y en red, hermanamientos y otros esquemas de conexión horizontal, entre iguales– que representan la contribución más específica y distintiva de estas cooperaciones que se despliegan por debajo del nivel del gobierno central, y cerca de la sociedad civil. También deberán hallar su lugar en los esfuerzos futuros, para una cooperación al desarrollo más eficaz.

De estas y otras cuestiones tuvimos ocasión de hablar en la reciente Cumbre de la Alianza Global para una Cooperación al Desarrollo Eficaz (Ginebra, 2022). Un encuentro que tuvo lugar en un contexto difícil, con múltiples crisis, retrocesos democráticos y nuevos riesgos para la cohesión de nuestras sociedades. La Cumbre nos permitió comprobar la pertinencia de la Eficacia, como principio rector de nuestro trabajo: con índices de desarrollo humano que retroceden, y ante necesidades graves y urgentes, es más importante que nunca una acción internacional coordinada y concertada, que organice los esfuerzos de la gran cantidad de agentes que concurren en la búsqueda del desarrollo, y facilite el avance frente los retos globales que afrontamos. Como afirmamos en el documento “El compromiso de las regiones ante la 7ª cumbre mundial para la Eficacia de la cooperación al desarrollo”, los principios de apropiación, foco en resultados, alianzas inclusivas y transparencia y mutua rendición de cuentas mantienen su vigencia en este escenario fragmentado y complejo. Por nuestra parte, estamos listos para seguir en el camino emprendido y llevar más allá nuestros esfuerzos, y los de nuestros socios y regiones, para hacer de la cooperación al desarrollo un instrumento útil y a la altura de los importantes retos que afrontan nuestras sociedades.

 

 

 


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