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Hoy día, los países, sus regiones y los continentes se desenvuelven en un mundo caracterizado por el rol creciente que las ciudades y las regiones juegan en él. Ello ocurre mientras los efectos del CAMBIO , ayer acontecimiento ocasional y hoy simple rutina, lo cruzan todo: cosas, seres, conceptos, planes, mentalidades.

Para temas tan decisivos como las relaciones internacionales, la cooperación entre los países y sus territorios subnacionales, la descentralización y el desarrollo de las regiones, el dominio de las nuevas estrategias necesarias, todo ello envuelto inexorablemente por los efectos de la globalización imperante, surge como un mandato superior de la inteligencia tenerlo muy en cuenta y aprender a dominarlo en la práctica cotidiana. Es decir, estamos convocados a un formidable y moderno empeño de CAPACITACIÓN.

Se impone la cultura de la transnacionalidad, de la mundialización, que tenemos que saber dominar, y hacerlo conjuntamente con la cultura de la regionalización. El mundo se torna cada día más grande, pero también cada día más pequeño. Las comunidades locales generan desafiantes nuevas cosmovisiones, que el centro a menudo no capta. Las voces del gran centro llegan afónicas a las regiones si esas voces no advierten que ya no pueden imponer sus criterios “imperiales” y absolutos sin consideración ni respeto por las nuevas realidades y clamores que brotan crecientemente desde los reivindicantes territorios subnacionales. En el nuevo escenario más democrático de hoy se clausuran más y más los tiempos de “Roma locuta, causa finita”.

Y la Organización de las Regiones Unidas, ORU-FOGAR lo viene entendiendo con clarividencia. El reciente Curso internacional que ha realizado en la primera semana del presente mes de Julio en Barcelona sobre Liderazgo es prueba palmaria de ello. Lo hizo con la cooperación de ESCOLAGI, que me corresponde dirigir, que es la Escuela creada por la Organización Latinoamericana de Gobiernos Intermedios, OLAGI.

De la actual etapa de la civilización en que nos corresponde actuar y tratar nuestras fenomenologías, de este tiempo de la descentralización y de las regiones, tal vez valga recordar de nuevo lo que Ortega y Gasset decía del ser humano mismo: “No es, sino que se está haciendo”

No es igual, desde luego, en todas las latitudes. Pero en América Latina, con institucionalidades tanto más jóvenes que las europeas, por ejemplo, la regionalización, el progreso, las potencialidades subnacionales, y las capacidades autonómicas para el desarrollo, aguardan aun muchos avances pendientes, que no se materializarán si nuestras propias regiones no despiertan activa y creativamente para adquirir destrezas y enfoques dirigidos a una conjunción de esfuerzos pluri- territoriales, a una coordinación muy colectiva de músculos y cerebros transnacionales para asumir los protagonismos, sine qua non, con los cuales atender fructuosamente estas decisivas materias.

Es por ello que me resulta notable el esfuerzo y la mirada larga con que ORU FOGAR está enriqueciendo su meritorio quehacer. Apuntar hacia la CAPACITACIÓN de los funcionarios y de las regiones de la comunidad internacional es dar en el blanco inteligente para arribar al progreso que exige, pero en buena medida también OFRECE, la realidad de cada uno de nuestros territorios. Gobernadores, Alcaldes, Administradores Públicos, Concejales Municipales, Consejeros Regionales, Funcionarios, Directores de Servicios, en fin, todo aquel que cumple funciones en el territorio, debe elevar sistemáticamente su capacitación para cumplir sus funciones, debe contar con que de manera permanente sus instituciones organicen sistemas de alta calidad para transformarlos en eficientes y vitales servidores públicos. 

Dr. Luís Guastavino

Director de la Escuela de Capacitación de la Organización Latinoamericana de Gobiernos Intermedios, OLAGI.


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