Nuestro compromiso con el Hambre Cero

Márcia Cristina Stolarski

Nutricionista, Magíster en Políticas Públicas, Directora del Departamento de Seguridad Alimentaria y Nutricional en la Secretaría de Agricultura y Abastecimiento del Paraná, Brasil. 

El hambre continúa azotando a millones de personas en todo el mundo. Sus causas son complejas e interrelacionadas, involucrando factores sociales, económicos, políticos y ambientales. La extrema pobreza, la desigualdad social, los conflictos armados, el cambio climático y la mala gestión de los recursos naturales son algunos de los principales desafíos.

La coexistencia del hambre y el desperdicio de alimentos es una gran e inaceptable contradicción, que exige la adopción de medidas efectivas y urgentes. A fin de cuentas, reducir el desperdicio de alimentos y alcanzar el hambre cero están directamente relacionados.

El Informe del Índice de Desperdicio Alimentario 2024 de la ONU, menciona que el mundo desperdició más de mil millones de comidas por día en 2022. Este documento demuestra que la solución al problema del hambre está a nuestro alcance, ya que esta cantidad sería suficiente para alimentar a todos los hambrientos del mundo. Es decir, el hambre cero puede alcanzarse si logramos que estos alimentos lleguen a quienes más lo necesitan.

La 5ª Cumbre Mundial de las Regiones sobre Seguridad y Soberanía Alimentaria fue mi primera, y salí profundamente impactada. ¿Cómo resumirla en pocas palabras? A pesar de la diferencia de idiomas, por increíble que parezca, nuestros problemas son muy, muy similares; hay mucha voluntad en buscar soluciones; muchos gobiernos están logrando avanzar, pero desafortunadamente, no todos disponen de los recursos necesarios. Para mí, nunca tuvo tanto sentido el porqué de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). A fin de cuentas, ellos resumen todo.

Fueron muchas las buenas experiencias en esta Cumbre. Elegí comentar una iniciativa deliciosa. Coincidiendo con el evento, la Generalitat de Cataluña promovió una campaña para visibilizar el problema del desperdicio alimentario. Por cierto, fue la 9ª edición del Gastrorecup – evento que contó con la participación de más de 50 restaurantes que utilizan ingredientes rescatados para promover una experiencia gastronómica. Los restaurantes catalanes crearon menús especiales con alimentos que, por su apariencia o exceso de producción, serían descartados. La idea es simple: demostrar que es posible comer alimentos deliciosos y sostenibles al mismo tiempo, y aún así concienciar sobre la importancia de reducir el desperdicio de alimentos. Alta gastronomía con un toque de sostenibilidad.

El Manifiesto de Cataluña marcó el cierre del evento y representa un llamado a la acción para que los gobiernos subestatales asuman un papel de liderazgo en la construcción de sistemas alimentarios más justos, equitativos y sostenibles, contribuyendo así a alcanzar el ODS 2: Hambre Cero.

Aunque los ODS son interdependientes e indivisibles, entiendo que hay un efecto multiplicador del alcance del ODS 2 sobre los demás. A fin de cuentas, al garantizar la seguridad alimentaria y promover la agricultura sostenible, estamos contribuyendo a la erradicación de la pobreza, la mejora de la salud, el consumo y producción responsables, la protección del medio ambiente, el desarrollo sostenible en todas sus dimensiones, entre otros. Así, al trabajar juntos para alcanzar el ODS 2, estamos dando un paso importante hacia un futuro más justo, equitativo y sostenible para todos. Nosotros, los gobiernos subestatales, como actores clave en la gobernanza alimentaria, estamos llamados a liderar esta transformación.

No podría dejar de registrar, la conexión de los catalanes con la tierra y con los ciclos de la naturaleza. Esta relación se refleja en la valorización que dan a los productos locales y a la agricultura sostenible. La gastronomía catalana, más que un simple acto de comer, es el corazón pulsante de la identidad catalana. Ella sirve como punto de encuentro para las personas, una fuente de orgullo, un espacio para celebrar la vida y compartir la cultura, siendo fruto de siglos de tradición, innovación y pasión por la buena mesa. Sin duda, un gran y hermoso aprendizaje que llevamos a casa.

Recuerdo que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz, en 2020. Premio merecido, ya que, seguridad alimentaria también significa paz. Que un día no muy distante, con nuestra colaboración, podamos celebrar el acceso de toda la población mundial a una alimentación saludable, al menos tres veces al día. Será un día de paz!


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